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Con motivo del día internacional para la erradicación de la violencia contra la mujer, el Eibar rugby taldea organizó una mesa redonda con varias mujeres vinculadas con el club de diferentes maneras. El objetivo: compartir sus historias y sensaciones para reflexionar sobre la situación de la mujer en el deporte, la implicación que tiene en la imagen de la mujer por parte de la sociedad y de sí misma, y sobre qué papel juega el deporte en la lucha contra la violencia de género.

La elección de este día para visibilizar, denunciar y erradicar la violencia contra las mujeres no es aleatoria; oficialmente instaurado por la ONU en el año 1999, ya desde 1981 fue elegido por el movimiento feminista latinoamericano para protestar contra la violencia de género con el crimen de las hermanas Mirabal en la memoria. El 25 de noviembre de 1960 Patria, Minerva y Maria Teresa Mirabal, activistas dominicanas símbolo de la resistencia contra el régimen de Trujillo, fueron secuestradas y brutalmente asesinadas por orden del mismo.

Algunos datos de la ONU para ponernos al día sobre la situación actual a nivel global: entre 3 y 4 mujeres de cada 10 (un 35%) ha sufrido violencia física o sexual en algún momento de su vida sin incluir situaciones de acoso sexual; mujeres y niñas representan el 72% de las víctimas globales de trata de seres humanos; durante el confinamiento por la pandemia las llamadas a las líneas telefónicas de ayuda a las mujeres por violencia doméstica se han multiplicado por 5; menos del 40% de las mujeres que sufren violencia buscan ayuda. Pinchando aquí podéis consultar la Base de Datos Global sobre Violencia contra la Mujer creada por la ONU donde encontraréis más detalles, incluídas las cifras de cada país.

En esta mesa redonda hemos contado con varias mujeres que representan diferentes papeles, edades y perspectivas y que están relacionadas con nuestro club de diferentes maneras. Cristina Guntín, de 41 años, entrenadora de rugby L3 -la máxima categoría-, que con esta lleva entrenando al equipo senior femenino 5 temporadas. También ha sido entrenadora de diferentes categorías y gestora del club durante las pasadas 4 temporadas. Su carrera en el rugby empezó en la universidad con 22 años, y desde entonces ha jugado en equipos de alto nivel en varios países, ha sido convocada por la selección española en varias ocasiones y ha sido madre. Marta Romero “Martita”, tiene 14 años y es jugadora del Avia Eibar Rugby en la categoría sub 16. Lleva jugando desde los 11 años, y por tanto siempre ha jugado más rodeada de chicos que de chicas, ya que en España no existe liga femenina hasta la categoría senior. Eli Azkune tiene 48 años, vive en Eibar y es madre de una jugadora del equipo senior femenino del club. Además ha sido delegada en esta categoría. Y Amaiur Mayo, de 30 años, actual jugadora del senior femenino que lleva jugando al rugby desde los 16. Es habitual de la selección vasca y también ha sido convocada por la selección española de XV y VII en varias ocasiones. Desde hace unos años comenzó a formarse también como entrenadora, llevando al equipo sub16 un par de temporadas, y actualmente formando parte del cuerpo de entrenadores del senior masculino. Con su experiencia y los estudios de psicología que cursa actualmente
espera poder aportar su granito de arena en el club para llevar más allá el desarrollo de los jugadores.

Lo primero, gracias a todas por compartir vuestra experiencia y vuestro punto de vista. Y empezando por el principio, ¿cómo habéis llegado al rugby y al Eibar Rugby Taldea?

Cristina Guntin: Mi trayectoria inicialmente era ser bióloga y acabar en África, pero en la universidad el rugby se metió en mi camino por casualidad. En ningún momento pensé que me iba a involucrar de forma profesional con este deporte, pero me fui enganchando cada vez más al descubrir su faceta social. Al final terminé dedicándome al rugby como jugadora de alto nivel, siendo ya bastante mayor, y como entrenadora de forma paralela. La razón por la que me fascina el rugby es por todos los cambios sociales que tiene el potencial de generar en la sociedad. Siempre he pensado que si estamos aquí es para hacer el mundo mejor, de un modo o de otro. Intentar cambiar un poco lo que tienes cerca siempre ha sido mi idea: cambiado pequeñas cosas cambian las grandes cosas. A través del deporte, y más a través de la mujer y el deporte, aunque sea en un pequeño pueblo, cambiando nuestras cercanías, las vidas de nuestras jugadoras, cambiamos un poquito del mundo y lo hacemos un poco mejor.

Marta Romero: A mi siempre me ha gustado el deporte, de pequeña por ejemplo iba a baile. Conocí el rugby hace tres años a través del multikirola, una actividad que hacen los coles para que los niños conozcan diferentes deportes. Cuando hicimos el primer entrenamiento de rugby en el multikirola me llamó mucho la atención, y aprovechando que mi hermana tenía varios amigos que jugaban decidí ir a un entrenamiento para probarlo. Me encantó y desde ese día hasta hoy sigo jugando.

Amaiur Mayo: El rugby me gustaba desde que era pequeñita. Mi hermano empezó a jugar cuando tenía 11 años y yo le acompañaba a todos los partidos. Siempre le decía que de mayor yo también iba a jugar, aunque siempre me quitaban un poco la idea de la cabeza diciendo que no tenía mucho tamaño para jugar a este deporte. Tras casi media vida jugando, he terminado demostrando que como mujer y como persona se puede conseguir lo que te propones con trabajo y sacrificio. Actualmente todavía hay mucho trabajo que hacer en contra de todos los estereotipos que hay en torno a las mujeres pero me parece que estamos haciendo un gran trabajo desde el club, donde se fomenta el trabajo de la mujer y se apoya mucho al equipo femenino.

Eli Azkune: Yo conocí el rugby por mi hija. Como madre siempre he apoyado a mis hijos en todo lo que han querido hacer, y cuando ella me dijo que quería jugar al rugby me gustó la idea de que participara en un deporte de equipo. Empecé a subir a ver los partidos y a sumergirme en el mundo del rugby, que hasta entonces no conocía, y me llamó la atención la inclusividad de este deporte: todos pueden jugar sin importar el físico que tengan. Poco después empecé como delegada para echar una mano.
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¿Creéis que el deporte cambia la visión de la mujer en la sociedad?

A.M.: Completamente, aunque queda muchísimo trabajo por hacer. Como he dicho antes, creo que el deporte genera un entorno que nos permite demostrar y demostrarnos las capacidades y el potencial que realmente tenemos. El papel de los referentes es fundamental. En mi caso por ejemplo al ver a Cristina dedicándose profesionalmente al rugby me motiva y me inspira para pelear por conseguir lo que quiero sin que ningún estereotipo me frene.

C.G.: A mí me gusta pensar que cuando yo entreno a un sub18 masculino esos chicos cambian su visión de la mujer. Me he encontrado a veces entrenando a chicos adolescentes que han sido educados en la idea de que mujeres y hombres son totalmente distintos, y que en los primeros entrenamientos apenas podían mirarme a la cara. Después de meses e incluso años trabajando con ellos el ver que te tratan como a un igual, y que su concepto y su trato hacia la mujer ha cambiado, es una de las cosas más increíbles que me han pasado como entrenadora. Me acuerdo de otro caso de un chico que me decía que era imposible que su hermana jugara al rugby. Su hermana vino, probó, le encantó y se quedó. Creo que esto es más educativo que mil charlas: creo que se educa promoviendo que se vivan este tipo de experiencias.Por otro lado, como entrenadora veo que hay muchas mujeres que vienen con mucho miedo, inseguras, sintiendo que no son suficientemente fuertes para jugar a este deporte por todos los estereotipos que circulan en torno a él. Muchas de sus familias comparten este sentimiento. El ver cómo nuestras jugadoras se empoderan con el tiempo a través del deporte, se sienten más seguras y capaces de hacer lo que quieren y cómo las familias cambian radicalmente de actitud y comienzan a apoyarlas y a sentirse orgullosos de ellas es una gran satisfacción. Cada vez que veo a una persona que estaba en contra de que alguien jugase al rugby por ser mujer, cambiar y pasar a sentirse orgullosa de ella, siento que la violencia a la que estamos sometidas posiblemente sea un poco menor.

M.R.: Yo también creo que sí; al final si las mujeres ven a otras mujeres haciendo cualquier deporte sin importar lo que digan los demás, se animan a hacer lo que les gusta. A mí cuando empecé a jugar al rugby mucha gente me preguntaba si estaba segura de si quería meterme en un deporte en el que todo parecían golpes. Yo creo que me insistían tanto porque soy una chica delgada y bajita, pero esto no impide que pueda jugar, el rugby acepta todo tipo de cuerpos. Una de mis experiencias en este tema en el deporte fue en el multikirola: hubo una temporada en el que los chicos no nos pasaban los balones, da igual lo alto que pidiéramos los pases que no nos pasaban el balón. Ahora en el rugby no tengo ese problema porque todos nos respetamos y somos igual de válidos seamos hombre o mujer.

E.A.: Estoy de acuerdo con las demás. Más de una vez me ha pasado de comentar con mis amigos que mi hija juega al rugby y que mi hijo baila, y que me hayan respondido sorprendidos que parecía que tenían los roles cambiados. Parece que tenemos la mentalidad de que la chica tiene que bailar y el chico jugar al fútbol, y no es así. La gente todavía tiene esos prejuicios sobre cómo debe comportarse una chica y de cómo es el rugby.

¿Qué opináis sobre los estereotipos que hay acerca de los equipos femeninos? Que son más difíciles de entrenar, discuten más…

M.R.: Yo creo que entrenar a las chicas no es difícil ni mucho menos. En el grupo en el que he estado jugando, las chicas siempre hemos tenido buen rollo y nos ayudamos entre todas cuando hay algún problema. Yo creo que las chicas nos centramos más a la hora de entrenar de lo que la gente cree. En mi opinión la gente que dice estas cosas no ha debido de ver entrenar a un grupo de chicas, porque si vinieran sabrían que nos lo tomamos tan en serio o más que los chicos.

C.G: Antes de llegar al Eibar nunca había entrenado a un equipo totalmente femenino, pero sí había oído muchos comentarios sobre la dificultad de entrenar a un equipo de mujeres. Siempre me habían parecido tonterías, y ahora con toda mi experiencia entrenando tanto femeninos como masculinos puedo entender por qué circulan estos mitos y por qué son falsos. Hay equipos que funcionan, que tienen buenos líderes, trabajan en colaboración y tienen ganas de aprender y de mejorar, y equipos que son todo lo contrario. Esto tengo claro que no depende de si el equipo es masculino o femenino. El problema muchas veces es que no se apuesta por un personal técnico bien formado y en este caso es más difícil lograr este clímax en el que todos los engranajes encajan. La pregunta que tendríamos que hacer es quién entrena en el deporte femenino, qué formación tiene y si entiende a las personas a las que está entrenando. En mi caso como entrenadora del equipo femenino, creo que entrenarlas es un lujo. Son muy fáciles de entrenar, divertidas, trabajadoras, escuchan, confían…

A.M.: yo creo que aún se sigue hablando demasiado sobre estos tópicos acerca del ambiente en los equipos de mujeres, y es importante que desmitifiquemos porque la situación no es esa. Desde mi experiencia en el equipo senior, creo que somos un equipo que tiene buena comunicación y que soluciona rápido los conflictos.

¿Diríais que el deporte, y en concreto el rugby, empodera a la mujer? ¿Contribuye esto a reducir la violencia que sufren de alguna manera?

C.G.: Evidentemente, sí. He entrenado a personas que han sufrido violencia de género y he visto cómo se han transformado y cómo con los años jamás permitirían que eso les volviera a pasar. Es la manera real de que la violencia no se permita, empoderar a la mujer. Nuestro club forma parte de la mesa de la mujer justamente por esto, creemos que es importante potenciar todos aquellos proyectos que hagan que la mujer se sienta segura y con fuerza para decir no.

A.M.: yo no creo que reduzca la violencia directamente, pero sí que empodera a la mujer al hacer que se vea fuerte, capaz, lejos del estereotipo de persona débil y manipulable. Tal y como está la sociedad parece que tenemos que demostrar que somos fuertes para ser respetadas por los hombres. El deporte creo que nos ayuda en este sentido de potenciar la autoestima y ganar respeto, pero para reducir la violencia hacia la mujer creo que hace falta más.

M.R.: Yo creo que sí; al final si todas poco a poco vamos teniendo menos miedos y nos apoyamos entre nosotras la violencia se podría reducir. En mi opinión los deportes y el rugby sí que empoderan a la mujer haciéndonos ver que podemos hacer lo que nos propongamos.

En el rugby, al menos en España, hasta los 18 años los equipos son (o pueden ser) mixtos. ¿Creéis que jugar a un deporte de contacto, de equipo, mixto, puede contribuir a inculcar valores de respeto a la mujer, combatir estereotipos, y en última instancia reducir sobre todo en las nuevas generaciones la violencia de género? ¿Debería contagiarse el rugby de la separación de géneros que hay en la mayoría de deportes de equipo o por el contrario son éstos los que deberían copiar el sistema mixto del rugby?

M.R.: Sí, estos deportes nos ayudan a que seamos tratadas por igual, da igual el género, todos estamos para disfrutar este deporte. No por ser chica te van a placar menos fuerte y no por ser chica vas a placar más suave; todos van a hacer lo posible por pasárselo bien y ganar. Creo que los demás deportes deberían adaptarse al sistema mixto porque si en el rugby está funcionando, también puede hacerlo en el resto.

A.M.: La temporada pasada nuestro sub16, el equipo en el que juega Martita, estuvo formado en su mayoría por chicas. Para mí esto es muy importante, el trabajar la igualdad desde la adolescencia, porque ayuda a rechazar estereotipos y a que las mujeres tengan los mismos derechos a ojos de los niños. Desde mi experiencia, como su entrenadora, no veía discriminación ni rechazo por parte de los chicos, de hecho ellas eran muchas veces las que tiraban del equipo. Creo que empezar con proyectos así, mixtos, donde todos tengan las mismas oportunidades hace que los niños crezcan en un entorno de igualdad muy positivo tanto para ellos como para ellas.

C.G.: Es un tema complejo, por el contacto, diferencia de físico y de desarrollo que hay entre ambos. Creo que lo mejor sería que hubiese liga femenina a partir de sub16, idealmente de sub14, como ocurre en otros países como Francia. Espero llegar a verlo. Hasta esa edad, creo que efectivamente los niños se benefician de que los equipos sean mixtos. A partir de esta edad creo que trabajar en conjunto solo con otras mujeres es algo que las adolescentes deben aprender. Físicamente hombres y mujeres no somos iguales y en un deporte de contacto, se nota. En sub 14 y en sub 16 esto limita que muchas chicas vengan a jugar, y se debería facilitar que todas las chicas, no solo las más fuertes, grandes y/o valientes, puedan jugar, porque todas independientemente de su cuerpo pueden llegar a ser fuertes, grandes y valientes si se les quitan este tipo de barreras.

Queda aún mucho camino por recorrer, pero parece que el deporte, y el concreto el rugby, pueden aportar mucho para que el camino se haga más corto. Si algo sobresale en esta mesa redonda son las palabras “empoderamiento” y “referente”. Y el rugby parece que actúa no sólo en sus jugadoras, sino también en sus familias y en el resto de jugadores y socios del club. Desde los más pequeñitos y los adolescentes que juegan en las categorías mixtas hasta los senior, todos los jugadores aprenden a valorar y trabajar en equipo con jugadoras y entrenadoras. Se cambian las percepciones propias y las percepciones de otros, se derriban estereotipos y se construyen imágenes más realistas de la mujer, y esto definitivamente contribuye a erradicar la violencia machista. La cara social del rugby una vez más aporta su granito de arena para hacer un poquito mejor la sociedad en la que vivimos.

Hablando sobre la situación actual y sobre cómo lo está viviendo el club, Cristina nos cuenta que la pandemia ha tocado muy fuerte a la mujer y por tanto al deporte femenino. “Hay muchas mujeres que ahora mismo no se pueden plantear jugar al rugby porque han tenido que asumir más responsabilidades que no les dejan tiempo para hacerlo. La carga familiar debería estar más repartida para que no caiga todo el peso del trabajo (el de casa y el de fuera) sobre las mujeres, y éstas tengan también tiempo libre para poder dedicárselo a ellas mismas. Nosotras seguimos entrenando, y quien quiera venir puede venir. Este deporte no tiene edad ni físico

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